No sabemos quien ejerció con anterioridad el oficio de boticario en la Villa de Plentzia, pero nos consta que a partir de 1768 lo hizo Don Manuel de Echevarrioste. Otros cinco farmacéuticos le fueron sustituyendo hasta que mi abuelo, Pedro Aramburu Mendieta decidiera abrir las puertas de su botica en enero de 1888.
En julio de 1893, es nombrado Farmacéutico Titular del municipio, y este cargo le obligará a realizar los reconocimientos de vinos y alcoholes, y la inspección técnica de alimentos y bebidas.
En 1931 obtiene el titulo de Inspector Farmacéutico Municipal e instala, en las dependencias de la farmacia, un pequeño laboratorio de análisis clínicos, pensando en su hijo Alejo que está a punto de concluir sus estudios de farmacia.
Mi padre, Alejo Aramburu Gardoqui desarrolló su labor profesional alternando entre la investigación científica en la industria farmacéutica, los análisis clínicos y la oficina de farmacia, oficina que en 1982 transmitió a su hijo Enrique, recién casado con otra farmacéutica nieta de boticarios: Sonsoles Carmona.
En Julio de 1988 y para celebrar el centenario de la Botica, se organizó en el Casino de Plentzia una exposición enriquecida con varias conferencias y tertulias a cargo de ilustres farmacéuticos: Pedro Malo, Roberto Lotina, Antonio del Barrio y Eduardo Lezkano.
En febrero de 2009, la Farmacia Aramburu de Plentzia obtuvo el certificado de calidad Bizkalfar auditado por Lloyd`s Register Quality Assurance y emitido por el Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya, y en el año 2010 culmina un largo proceso de ampliación, modernización de sus instalaciones y creación de un pequeño museo donde exponer el trabajo y la vida de una centenaria botica rural.
Desde este sitio queremos agradecer a tantas personas que han compartido sus vidas con las nuestras, especialmente a Pedro Dobaran y Ángel Osés.