En las aglomeraciones (escuelas, cuarteles, etc.) aislar inmediatamente los individuos afectos. Así mismo aislaremos los enfermos en las familias. Aconsejar a las personas que se encuentran en contacto con individuos atacados, se pongan mañana y noche algunas gotas de aceite mentolado en cada fosa nasal. Estos eran algunos de los consejos que el “Formulario Astier del Médico Práctico”, editado en Paris por Librairie du Monde Medical en 1.911, aconsejaba en tiempo de epidemia gripal a los profesionales de la salud.
Los enfermos debían ser tratados con quinina a dosis de 1 gramo al día, y una vez superada la enfermedad y para tonificar el sistema nervioso del enfermo se acudía a la quina, arsénico, café y Kola.
Con estos tratamientos, siete años más tarde en la pandemia de la gran gripe o mal llamada gripe española, murió entre un 3 y un 6% de la humanidad.
La gripe sólo pudo ser controlada a partir del descubrimiento, nada fortuito, de su vacuna en 1.945. Pero este hecho no llevó a los sanitarios a menospreciar las medidas higiénicas y preventivas.
Desgraciadamente lo mismo ocurrirá con otras pandemias que azotan en estos tiempos nuestro planeta.
Dic
02
2013
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