De todos los libros que custodia la biblioteca de la Farmacia Museo Aramburu hay uno que no sirve absolutamente para nada según los criterios utilitaristas al uso. Conocemos su título “Wilson’s Drawings of Fungi”, pero desconocemos el nombre del editor y el año de publicación. De formato pequeño (18×24 cts.) que contiene 279 magníficas láminas a color de todo tipo de setas y hongos, dispuestas sin ningún tipo de ordenamiento, y lo que es peor, muchas de ellas sin anotaciones ni clasificaciones de ningún género, lo que hacen de él un libro rematadamente inútil.

Por sus características podríamos definirlo como un libro interactivo en el sentido de que es necesario que el lector ponga en juego sus capacidades y conocimientos.

Alguno se preguntará ¿qué hace un libro de esas características en una biblioteca científica? Sólo sirve, y no es poco, para el recreo de la persona que lo sepa disfrutar. Lo confieso, soy un nostálgico que está convencido que si ciencia y arte caminaran de la mano como lo hicieron en otras épocas nuestra sociedad ganaría en sensibilidad hacia la belleza y la excelencia.