Acaba de abrirse la temporada de sol y playa, y sospecho que como hemos padecido una nubosa primavera y nos ha cogido desprevenidos, a partir de ahora, irán en aumento las quemaduras solares.
En la primera mitad del siglo pasado, las familias acomodadas comenzaban a utilizar la playa por motivos no lúdicos sino sanitarios: baños de mar de la mano de expertos bañistas o sentarse a tomar el sol con amplios bañadores y siempre bajo la sombrilla.
Para proteger sus pieles del sol las embadurnaban con cremas hidratantes, por supuesto sin factores de protección solar pues aún no se conocían, y de vuelta a casa, para aliviar las quemaduras producidas en la playa, se volvían a embadurnar con más cremas hidratantes o acudían a los polvos higiénicos para disfrutar de cierta sensación de frescor.
Tanta quemadura ha llevado a nuestra sociedad a saber proteger sus pieles, lo lamentable es que las cremas antisolares deban soportar un IVA del 21% como si se tratara de cosmética baladí
que interesante es la historia de la botica, sus tratamientos y remedios, esto no se debe de perder,
que suerte Enrique poder contarlo, para los que tenemos curiosidad.