Nos parece estar soñando, siempre deseábamos tener entre los medicamentos de nuestra colección algún ejemplar del mítico “salvarsán” –el arsénico que salva- según el nombre con que le bautizó su propio descubridor Paul Ehrlich en 1910.
Los ejemplares proceden de una colección de medicamentos antiguos que el doctor en farmacia José María de Jaime Lorén protege y la hace crecer en el municipio de Calamocha.
Paul Ehrlich y su equipo de colaboradores fueron experimentando pacientemente el efecto de muchos compuestos químicos sobre diversas infecciones por protozoos. Por fin, en el ensayo número 606 dieron con una molécula eficaz, le denominaron Salvarsán. Uno de sus discípulos, Alexander Fleming, médico que contaba con veintiocho años de edad, usó este producto en enfermos de sífilis con gran éxito. Pero tenía un problema y es que dañaba a las células invasoras pero también a las propias. Dos años más tarde hallaron el medicamento 914 al que pusieron el nombre de Neosalvarsán y que mitigaba los problemas de su predecesor.
Este descubrimiento supuso un antes y un después en la lucha del ser humano contra diversas infecciones. Poco tiempo más tarde se incluirían las sulfamidas y penicilinas en el arsenal terapéutico. Es mucho lo que la humanidad debe a la honradez y tesón de estos dos investigadores: Ehrlich y Fleming.
Gracias profesor José María de Jaime Lorén por la valiosísima aportación a la colección de medicamentos antiguos que conserva y expone nuestra Farmacia Museo.
Jul
18
2014
Como Director del Museo de Historia de la Farmacia de Sevilla y profesor de la Universidad de Sevilla quería dar la enhorabuena por este interesante Blog a Enrique Aramburo. Blog del que participo poco por las limitaciones que imponen las pautas de tiempo del mundo en que vivimos, pero que intentaré remediar.
Y, asimismo, extender mi agradecimiento al profesor José María de Jaime Lorén, pues también nos envió una interesante colección de «Neosalvarsanes» a nuestro Museo en la ciudad hispalense.
La colaboración entre todos es fundamental y vamos por buen camino.
Un saludo.
Prof. Antonio Ramos Carrillo.
Gracias Antonio por tus magníficas disposiciones y por tus palabras de ánimo.
Siento el retraso en responder.
Amigo Enrique. No tienes que darme las gracias por el obsequio. Es para mi una satisfacción que estos medicamentos figuren en vuestro Museo. Gracias también por tus palabras sobre las Jornadas de Alcalá que, ciertamente, fueron muy provechosas para los que allí estuvimos. Espero tener la oportunidad de visitar Plenzia para conocer el Museo Farmacéutico. Es posible que este curso que viene vaya a Bilbao a un congreso y aproveche para verlo y saludarte. Hasta entonces, recibe un saludo muy cordial.
Aquí esperamos con los brazos bien abiertos a todos cuantos sepan y quieran disfrutar de nuestro trocito de historia. Hasta pronto y siento el retraso en responder.